Tandil, a 330 km de la Capital Federal, es un lugar ideal para ir a descansar, caminar por paseos encantadores, y disfrutar de noches tranquilas saboreando ricas tablas de fiambres.
Se puede visitar el Parque Independencia, una caminata con miradores al lago, a la ciudad y en la cima, un coqueto restaurante en una construcción al estilo morisco. Luego se puede bajar al lago, y recorrer su perímetro. Hay pescadores, niños jugando en un parque, piscinas, campings, aparatos para gimnasia, puentes, y un restaurante. Eso sí trate de hacerlo al atardecer o bien temprando. Mi experiencia, a media mañana, fue algo agobiante por el calor.
Otro de los paseos recomendados es la tradicional Piedra Movediza. Cuesta llegar arriba para un cuerpito sedentario... pero vale la pena . Hay una visual perfecta de Tandil.
El Centinela, otra piedra, de menos tamaño, pero la real, es otra opción en Tandil. Se puede abonar un paseo en aerosilla, que nos llevará a una confitería donde se nos recibirá con una fotografía de nuestro paseo aéreo. Tambien hay una pequeña caminata por pinares.
Por supuesto, El Calvario, conocido y tradicional Vía Crucis, que hizo famosa la ciudad en cualquier rincón del país, es un agradable momento de recogimiento y oración, que en estos tiempos no viene mal tomarnos. SE puede visitar la capilla, una gruta de la Virgencita de Lourdes, y para los que les gusta llevarse un souvenir religioso, tambien existe una santería. Los baños, impecables.
Para comer hay varios lugares recomendables: uno de ellos es "Huellas de Tandil" donde las tablitas de fiambres y quesos, son imperdibles y nada caras. Está en España al 400. Otro lugar donde se come económico y muy bien queda frente a la plaza principal (hay un monumento a los desaparecidos que vale la pena visitar), y se llama el Bodegón de Tito.
Por la noche, el Casino, algún pub para un cafecito, y volver a la cabaña o al hotel. Así de simple, estas vacaciones. Pero muy buenas.
Se puede visitar el Parque Independencia, una caminata con miradores al lago, a la ciudad y en la cima, un coqueto restaurante en una construcción al estilo morisco. Luego se puede bajar al lago, y recorrer su perímetro. Hay pescadores, niños jugando en un parque, piscinas, campings, aparatos para gimnasia, puentes, y un restaurante. Eso sí trate de hacerlo al atardecer o bien temprando. Mi experiencia, a media mañana, fue algo agobiante por el calor.
Otro de los paseos recomendados es la tradicional Piedra Movediza. Cuesta llegar arriba para un cuerpito sedentario... pero vale la pena . Hay una visual perfecta de Tandil.
El Centinela, otra piedra, de menos tamaño, pero la real, es otra opción en Tandil. Se puede abonar un paseo en aerosilla, que nos llevará a una confitería donde se nos recibirá con una fotografía de nuestro paseo aéreo. Tambien hay una pequeña caminata por pinares.
Por supuesto, El Calvario, conocido y tradicional Vía Crucis, que hizo famosa la ciudad en cualquier rincón del país, es un agradable momento de recogimiento y oración, que en estos tiempos no viene mal tomarnos. SE puede visitar la capilla, una gruta de la Virgencita de Lourdes, y para los que les gusta llevarse un souvenir religioso, tambien existe una santería. Los baños, impecables.
Para comer hay varios lugares recomendables: uno de ellos es "Huellas de Tandil" donde las tablitas de fiambres y quesos, son imperdibles y nada caras. Está en España al 400. Otro lugar donde se come económico y muy bien queda frente a la plaza principal (hay un monumento a los desaparecidos que vale la pena visitar), y se llama el Bodegón de Tito.
Por la noche, el Casino, algún pub para un cafecito, y volver a la cabaña o al hotel. Así de simple, estas vacaciones. Pero muy buenas.
